Los exámenes DELF-DALF son los exámenes oficiales organizados por el Ministerio de Educación de Francia y que tienen validez durante toda tu vida, a diferencia de otros exámenes de idiomas como el TOEFL. Mientras que los DELF cubren de A1 a B2, los DALF los hay en C1 y C2. Para preprarlos hace falta dominar bien la lengua francesa pero, como siempre, hay algunos consejos que pueden venir bien.
En primer lugar, hay que entender que el DELF-DALF es un examen global que va a evaluar cuatro elementos de nuestro conocimiento del francés: comprensión escrita, comprensión oral, expresión escrita y expresión oral. Cada una de estas partes está puntuada con 25 puntos y hace falta al menos un 5 de 25 en cada una de ellas para que nos hagan media, necesitando, en total, más de 50 puntos para aprobarlo.
Controlar los nervios es báico para preparar el DELF-DALF de francés
En primer lugar, debes tener en cuenta cual es tu nivel de francés real de cara a presentarte al DELF-DALF y evitar presentarte a un nivel superior. A diferencia de otros exámenes de idiomas como el TOEFL que nos da una nota en la que se especifica qué nivel tenemos, en el DELF-DALF no ocurre así: Si nos presentamos a un B2, aunque tengamos un examen perfecto, no nos dará más de un B2, y, si lo suspendemos por muy poco, tampoco nos reconocerá un nivel B1.
Otro consejo importante de cara a preparar el DELF-DALF de francés, es tener el oído habituado a oír francés. La prueba más difícil de todas no es la de comprensión oral, pero es la primera y es aquélla en la que sólo nos pondrán el audio una o dos veces (en función de la dificultad del examen) y, una vez escuchado, no hay vuelta atrás. Conviene que tengamos el oído habituado a oír francés para que, cuando nos pongan el audio, no nos pille desprevenidos y no nos pongamos nerviosos. La comprensión y la expresión orales son las pruebas en la que los examinados suelen ponerse más nerviosos.
Medir el tiempo es otra de las cosas que hay que tener en cuenta de cara a hacer el DELF-DALF de francés. Así, cuando estamos ocupados de la comprensión y expresión escritas, que ambas se hacen por escrito, debemos de calcular bien los tiempos para que no nos suceda que, por echar mucho tiempo en algo que nos cuesta, no dejemos en blanco preguntas que sabíamos perfectamente. De esta manera, dosificar los tiempos es un elemento fundamental del examen.
Otra de las grandes dificultades que experimentan los alumnos de francés en el DELF-DALF es la parte de la expresión oral. La expresión oral suele poner a la gente nerviosa por miedo a equivocarse y no tener vuelta atrás, pues mientras que en el papel se puede tachar algo aquí no podemos desdecirnos. El mejor consejo de cara a superar la prueba de expresión oral es intentar dominar la conversación. Si nosotros llevamos la iniciativa, el examinador nos verá cómodos y no se preocupará.
Hay que tener en cuenta que el hecho de ser nosotros los que llevamos la iniciativa en la prueba oral de francés del DELF-DALF nos permite llevar la conversación hacia aquellos temas que dominemos. En última instancia ya sabes el consejo general: si no sabes decir “silla”; di “mueble para sentarse”, siempre será mejor que quedarse en blanco y responder con el silencio.
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